jueves, 3 de septiembre de 2009

Mercados de Abasto

Central de Abastos de Tultitlán






La idea del mercado en México tiene que ver con el intercambio de productos y el traslado de múltiples provisiones que alimentaran la voracidad de sus ciudades. Miles de avíos dan abasto a la dieta diaria, esa que nos conforma como chilangos[1] frente al consumo de distintas latitudes y geografías.

Pues bien, finalmente el pasado domingo 29 de agosto visite una vez más la Central de Abastos de Tultitlán que he visto nacer y desarrollarse, por su pasillo central transitaba con bolsas y carrito del mandado por puestos llenos de olores, colores y texturas. Pero eso fue tiempo atrás, hoy la Central es un bullicio de condóminos de todas las cercanías, y de los viejos pobladores de estos pueblos del norte del valle de México, así que el recorrido antaño tranquilo y sin apretujamientos se dificulta entre compradores que hacen del domingo su día de salida, niños, mujeres con o sin maridos y familias enteras se apretujan buscando adquirir la fruta de temporada, la verdura para guisos nuevos o aquellos que recuerdan la receta familiar, se estorban entre si haciendo verdaderos cuellos de botella igual que en el tránsito vehicular, pero sin leyes y regla que lo regulen a no ser la buena voluntad por quitarse lo mas rápidamente del tapón humano.

Carritos de mandado, diablos y sus diableros, así como tamemes[2] modernos se entrecruzan y tejen rodeados de grandes pilas de calabazas, tomates, limones, chayotes, naranjas, piñas, plátanos etc., todos transportando las compras del día, esas que surtirán la despensa de la semana o en mi caso de la quincena –pues solo cocino para dos o tres personas, y al menos una vez cada quince días soy comensal en El Carnerito, del mercado de San Cosme en el viejo barrio de la San Rafael.

Al iniciar el recorrido por este gran mercado de abastos tengo la intención de observar los productos de temporada, las ofertas que se ofrecen y la cotización de aquellos manjares que solo se consumen de vez en cuando, y si ya existen las fabulosas granadas, para la temporada de Chiles en Nogada. Todavía hay poca de la fruta que se integra a su delicioso relleno, no veo por alguna parte al vendedor de nuez de castilla la característica precisamente de su nogada. Y los estragos de la sequía con que amenaza cerrar la temporada de cosecha se resiente, no hay vendedores de flor de calabaza, elotes, setas y sobre todo el fabuloso huitlacoche. Y los que la marchante nos tiene son escasas y de no muy buen precio. Por lo que ya programe una visita a Villa del Carbón, donde en las pasadas temporadas encontré setas rojas, amarillas y negras que las campesinas de la zona recolectan pues son 100% silvestres, ya les contaré como me va de esta visita.





[1] La Academia Mexicana de la Lengua, definen el término de chilango como un gentilicio de uso coloquial provinciano y avecindado en la Ciudad de México, también es utilizada para describir a un mexicano nacido en un estado del interior del país y que por alguna u otra razón emigra a la Ciudad de México.
[2] La definición del Diccionario del español usual en México para tameme es la siguiente: "Cargador, particularmente el que lleva su carga sobre la espalda y el que tenía ese oficio en el México prehispánico.

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