
Este fin de semana recorrí como siempre gustosa las carreteras de este México lindo y querido, es decir, trato de verlo así lindo, porque cada día que pasa hay mas baches que ya parece cráter lunar. Así que los pobres amortiguadores quedaran para el arrastre después de transitar por la trágica carretera México- Tuxpan, ruta que tengo que seguir para llegar primero a Zacacuautla, y después a su cabecera municipal Acaxochitlan.
Precisamente en la comunidad de Zacacuautla, hay una panadería con horno de leña, cosa que le da un particular sabor al pan. De esa maravillosa panadería, escribiré en otra ocasión, pues bien vale un texto completo. Lo que hoy es de mi interés es destacar sobre los Quelites. Hermosas hojas de campo, entre muchas otras comestibles, y que alimentan pueblos y comunidades y que podemos encontrara solo durante los meses de lluvia. En esta ocasión mi adquisición de este raro manjar- extraños a ojos ajenos o visitantes, de tianguis y mercados de pueblo- fue en el mercado que el domingos se instala en Acaxoxitlan, en el estado de Hidalgo. La vendedora tenia un diminuto puesto instalado directamente sobre el piso, pero sus mercancías estaban sobre una lona de plástico, pequeños montones de habas verdes, frijol de una variedad algo grande, nopalitos, algunas hierbas de olor como hierbabuena, recién cortada, romero, menta y epazote. Ella muy atenta respondía con cortesía mis ociosas preguntas, cómo se llama tal planta, como se preparan estos frigoles, -yo con pinta de chilanga que trabaja y no sabe nada de guisos y refritos pensaría tal vez-, se sorprendía al cuestionarla sobre la mejor manera de hacer unos buenos frijoles, pero mis dudas en realidad trataban de arrancar algún viejo secreto.
Mi preparación de los quelites es una receta de familia, precisamente de la que vivió en Hidalgo, cerquita de Apan, cuna de la charerria-según dicen- lo que si lugar de una cantidad respetable de pulque, pues bien a continuación los ingredientes:
1 kg. de quelites
1/2 cebolla rebanada finamente
3 cucharadas de aceite
Para la Salsa
2 jitomates asados, sin piel, pues ennegrecería nuestra salsa
3 chiles moritas
1/2 diente de ajo
sal al gusto
Preparación
Hay que lavar muy bien los quelites bajo el chorro de agua, para quitar la tierra y después preferentemente desinfectar. Antes poner alguna olla grande con tapa, y agregar una taza de agua, al hervir ir colocando los quelites que se ablandaran hasta quedar tiernos, no requiere mas agua, ya que con el vapor se cocinen a la perfección. Escurrir bien.
Aparte en una cazuela de barro, si se tuviera poner el aceite, acitronar en este la cebolla y ahí verter los quelites perfectamente escurridos. Mover constantemente tapar y dejar reposar por un par de minutos, bajo fuego medio.
Para elaborar la salsa preferentemente en un molcajete, si no se tuviera-como es mi caso, por más increíble y poco ortodoxo que esto parezca- licuar los chiles previamente dorados, con el jitomate, el ajo por unos minutos para que tenga consistencia mas de puré que de agua de jitomate, salpimentar al gusto.
Estos quelites son perfectos para una carne asada, una pieza de pollo también asada o simplemente en taquitos con tortillas de maíz y un buen plato de frijoles negros con su epazote.
Mmmmm, simplemente deliciosos.
p.d este texto fue preparado durante las ultimas semanas de octubre. Recién ahora pude terminarlo.
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